Wednesday, May 11, 2016

El que parte y reparte


Si de algo era consciente Doña Jesualda Sanz de la Llosa, Señora de los lugares de Señera, Benemejís y Ayacor en Xàtiva, era de la antigüedad de su linaje. También de lo efímero que es el poder en un mundo en el que la voluntad de los reyes y las guerras que libran entre ellos pueden decidir el auge o la caída de un Señor y de su Casa.

Los Sanz de Xàtiva eran lo que en época de Jesualda se conocía como “caballeros de la Conquista”, grupo al que pertenecían también otras familias de la nobleza original del Reino de Valencia, como los Ferrer y los Escrivá, y al que sin embargo no pertenecían los Borja, cuyo ascenso social se produjo mucho después de que Don Jaime I, rey de Aragón tomara en 1238 y 1244 las ciudades de Valencia y Xàtiva de manos de sus últimos soberanos musulmanes. Jesualda, descendía de Pierres o Pedro Sanz, caballero del Rey Don Jaime, cuyo hermano Jaques estaba entre los Jueces Repartidores encargados de distribuir las casas y propiedades de la ciudad y el término de Xàtiva entre todos aquellos que habían participado en la cruzada. El cronista Martín de Viciana, en su célebre obra Crónica de la Ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino, publicada en 1564, cien años antes de que naciera Jesualda, así lo decía:
“el Rey nombrò partidores de los heredamientos de Xativa entre los Cavalleros, y otros nuevos pobladores a Iaques Sans, y otros dos Cavalleros, segun parece por el libro del dicho repartimiento hecho entonces, el qual hasta hoy està guardado en el Archivo de Xativa. Otrosi, Berenguer Sans, y Pierres Sans, fueron en la pressa de Xativa, y a mi cargo, que el dicho Iaques, ni los otros de su Familia de aquella hecha, no fueron mal heredados, porque hasta hoy vemos, que los Cavalleros del Apellido de Sans en Xativa possehen todo lo bueno, y mejor della.”
Entre las baronías donadas a Pedro Sanz en 1244 por el rey Don Jaime se encontraba el lloc de Señera, que pasó a ser casa y solar ancestral de los Sanz de Xátiva.  Un siglo después, en 1358, un descendiente suyo, Don Pedro Sanz, Caballero, aparece también, en un documento que se conserva en el archivo de la Corona de Aragón, como titular de otros señoríos, concretamente de los llocs de Genovés, Lo Boy (Alboy), Torrella y Benemixis (Benemejís), además de Senyera (Señera).

En los dos siglos siguientes, este patrimonio se fue dispersando entre las varias ramas de los Sanz, que se habían diferenciado entre sí integrando en el nombre familiar común el de sus respectivos señoríos. Aparecen así los Sanz de Señera, los Sanz de la Llosa, los Sanz de Alboy, los Sanz de Benemejís, los Sanz de Vallés y los Sanz de Sorio; linajes de los que habló Viciana en 1564 en la obra citada y entre los cuales se había tejido una tupida red de alianzas matrimoniales. En ese período, los siglos XIV y XV, la dispersión del patrimonio vino acompañada para los Sanz de la pérdida de influencia política en la ciudad de Xàtiva, que en cambio presenció el ascenso imparable de los Borja. Quizás pueda atribuirse a ese relativo declive el hecho de que los Sanz tuvieran una menor presencia que otras casas nobles de Valencia en la conquista de Nápoles por Alfonso “El Magnánimo” entre 1434 y 1443, o que el rey Fernando el Católico dictase un Privilegio en julio de 1513 "recordando" que los caballeros de esta familia eran “nobles y de antigua nobleza por continua posesión” por haber participado en las conquistas de Valencia y de Mallorca,

 En ese mismo privilegio, el rey Católico ratificaba a los Sanz las armas que llevaban ya de antiguo en su escudo: en la cabeza, cuatro palos de Gules sobre campo de oro, y en el pie un ala de Gules sobre campo de plata.

Escudo de armas de los descendientes
de Jaques y Perres Sanz

En el caso de la que podría considerarse como rama principal de los Sanz, la que era titular de los Señoríos de Señera y Benemejís, el declive del linaje tocó fondo en 1609, cuando se produjo la expulsión de los moriscos, decretada por el Rey Felipe III. Los moriscos constituían la mayor parte de los vasallos de los señoríos valencianos, y su salida precipitada no sólo fue un drama cruel para ellos, sin duda los principales afectados, sino que colocó al borde de la ruina a muchos pequeños señores del Reino de Valencia. El entonces Señor de Señera y Benemejís, Don Francisco Joaquín Sanz, se vio obligado a declararse en suspensión de pagos, y en el pleito sostenido con sus acreedores para intentar conseguir una quita de la deuda, expuso cómo tras la expulsión no sólo habían quedado abandonadas las cosechas y habían sido saqueados los bienes señoriales, sino que los nuevos pobladores -cristianos viejos- carecían de cualquier experiencia en las técnicas de cultivo y prácticas de riego propias de la zona, con lo cual había perdido cerca del noventa por ciento de sus ingresos.

Embarque de moriscos en el Grao, Valencia
Jesualda, nacida en Xàtiva en 1658, no había vivido estos acontecimientos en primera persona, pero sin duda los conocía por formar parte de la memoria familiar, pues era bisnieta de Magdalena Sanz de Señera, hermana de Francisco Joaquín. Magdalena, siguiendo la política matrimonial habitual de los Sanz, de enlazar con otras ramas de la familia, había contraído matrimonio en 1583 con Juan Sanz de la Llosa, heredero del lloc de Ayacor por su madre, Ángela Sanz de Alboy, descendiente a su vez de otros dos linajes nobles setabenses: los Semboy y los Despuig. A la muerte de Francisco Joaquín Sanz de Señera en 1630, y por donación intervivos realizada en 1666 por Juan, hermano de éste, los lugares de Señera y Benemejís fueron a recaer en Francisco Sanz de la Llosa y Sanz de Alboy, nieto de Magdalena y padre de Jesualda, que también heredó el lugar de Ayacor.

El disperso patrimonio de los Sanz en parte se reunificaba de nuevo gracias a la biología, aunque se quedaba fuera el lugar de Alboy, que se mantendría en posesión de los Sanz de Alboy hasta la extinción agnaticia de esa rama de los Sanz con la muerte de María, prima de Jesualda, en 1689. También con Jesualda Sanz de la Llosa se produjo la extinción agnaticia de los Sanz de la Llosa y Sanz de Señera, si bien Jesualda transmitiría a su hijo Félix y a su nieta María Anna los derechos patrimoniales sobre Señera, Benemejís y Ayacor, disputados con su media hermana Josefa, cuyo hijo, Jacinto Forner y Sanz de la Llosa murió sin descendencia.

Árbol genealógico de Jesualda Sanz de la Llosa

Escudo de armas de los Tárrega
Casa de Juan Jacinto Tárrega en Xàtiva
Con 19 años Jesualda contrajo matrimonio en 1677 con el Caballero Isidro Tárrega y Sanz, batle de la ciudad de Xàtiva, en lo que venía a ser una práctica habitual de las clases altas de la sociedad de Xàtiva desde el siglo XIV: el entronque de la aristocracia administrativa local (Justicias, Jurados, Racionales) con la nobleza original de la ciudad. Isidro era viudo, mucho mayor que Jesualda y padre de una prole numerosa. Uno de esos hijos del primer matrimonio de Isidro fue el Coronel Juan Jacinto Tárrega y Salvador, destacado partidario de la causa del Archiduque Carlos en la Guerra de Sucesión (1701-1714), que participó junto con el General Joan Baptiste Basset en la toma de las ciudades de Xàtiva y Valencia en diciembre de 1705, y quedó en marzo de 1706 al frente del Consejo de Gobierno de Xàtiva. Isidro, sin embargo, murió en 1688, antes de iniciarse la guerra, y dos años después Jesualda contrajo matrimonio con Fabián Cerdá Olomar, un joven noble de 20 años, 12 años menor que ella, que había sido ahijado de su primer marido.

En febrero de 1705, en pleno conflicto bélico, Jesualda casó a su único hijo varón, Félix Tárrega y Sanz de la Llosa, con María Rosa Roca y Malferit, nacida en 1678, uno de los numerosos hijos de Jacinto Roca y Ferrer y Fausta de Malferit, primeros marqueses de Malferit. La marquesa, Doña Fausta, que había muerto en 1695, descendía de un linaje notable. Los caballeros de Malferit, señores de Aielo, siempre habían sido atípicos dentro de la aristocracia valenciana. Descendían de Jaume I de Malferit, gobernador de Valencia "de más allá del Júcar" y uno de los principales caballeros del Rey Alfonso "el Magnánimo", a quien asistió durante la conquista de Nápoles y de quien recibió el señorío de Aielo en 1445 como premio a sus servicios. Los Malferit fueron en su mayoría hombres de armas que, al mismo tiempo, llevaron a Aielo muchas de las innovaciones culturales y tecnológicas del Renacimiento italiano. Algunos se mostraron además comprensivos con sus vasallos moriscos, protegiéndoles e incluso hablándoles en su dialecto árabe durante los negros años de su persecución.

Árbol genealógico de los Malferit, señores de Aielo
Por su parte, el marqués Don Jacinto Roca y Ferrer (también conocido como Roca y Ripoll) descendía por su abuela, Laudomia Ferrer, de Bernard de Ferrers, caballero inglés hijo de los condes de Derby, quien había venido a la península en el siglo XIII a ayudar al rey Jaime I en la reconquista de Valencia. También descendía de María de Acuña, hermana de Juan, duque de Valencia de Don Juan y bisnieta del Rey Pedro I de Portugal y de su mujer Doña Inés de Castro.

Durante la Guerra de Sucesión, el marqués fue un decidido partidario de la causa borbónica, lo que le supuso al inicio de la guerra el exilio a Madrid y la confiscación de sus bienes. Murió en 1710, antes de acabar la guerra, pero sin duda sus servicios a la causa borbónica constituirían todo un activo que su familia sabría poner en valor cuando Felipe V ocupó definitivamente el trono de España en 1713. El enlace del hijo de Jesualda y la hija de los marqueses de Malferit, por tanto, suponía un salto importante en lo que venía siendo la estrategia matrimonial ascendente de los Sanz de la Llosa.

Árbol genealógico de Don Jacinto Roca y Ferrer, 1er marqués de Malferit

Jesualda Sanz de la Llosa Sanz de Alboy y Sanz de Señera, la última y la más representativa portadora de sus apellidos, otorgó testamento a los 67 años ante Gaspar Domingo Devesa, notario de Valencia, el 29 de enero de 1726 y seguramente moriría poco después. No vivió lo suficiente para ser testigo del enlace de su nieta y heredera, María Anna Tárrega y Sanz de la Llosa, con Don Juan Diego Verdes Montenegro en la iglesia del Convento de la Puridad de Valencia sólo 4 años más tarde. Los Sanz de Xàtiva habían sobrevivido a la desintegración del patrimonio fundacional, al colapso económico que supuso la expulsión de los moriscos, al ascenso de una aristocracia intrusa de origen castellano, a la Guerra de Sucesión y al cambio de dinastía. Y no solo habían sobrevivido, sino que habían logrado remontar; y a través de Maria Anna, el linaje de Jesualda entroncaría con la nueva aristocracia administrativa borbónica, pues el novio era Contador Mayor del Ejército y del Reino de Valencia y miembro del Consejo de Su Majestad.

Doña Jesualda no vivió tampoco para ver cómo su nieta se sumaría a las filas de la nobleza titulada cuando el Rey le confirió en 1762 el marquesado de Benemejís, pero tampoco fue testigo de cómo ese clímax marcaría al mismo tiempo el canto del cisne de su linaje, pues una generación después se extinguiría sin descendientes legítimos; pero ese es tema de otro relato.


María Anna Tárrega y Sanz de la Llosa, marquesa de Benemejís y nieta de Jesualda, fue la tatarabuela de Concepción Verdes Montenegro, mi tatarabuela.

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