Saturday, October 5, 2019

La ilustre Casa de los caballeros de Ferrer

Escudo del linaje Ferrer del Reino de Valencia, según Salazar y Castro, ca.1730

Durante los casi cinco siglos transcurridos entre la reconquista de las ciudades de Valencia y de Xàtiva de manos musulmanas hasta el advenimiento de los Borbones, a las familias nobles descendientes de los hombres de armas que acompañaron al rey Jaime I en su empresa se las conoció en el Reino de Valencia como "las de los caballeros de la Conquista". Una de las más ilustres de estas familias fue la de los Ferrer.

Su tronco y cabeza fue un caballero llamado Bernardo de Ferre, nombrado por el cronista Gaspar Escolano en su monumental obra Década primera de la insigne y coronada ciudad y reino de Valencia, publicada en 1611. Escolano, que tuvo acceso al Libro de Repartimiento de Xàtiva (año 1244), hoy perdido, da testimonio de que dicho Bernardo fue una de las seiscientas personas que quedaron heredadas en Xàtiva y sus alrededores tras la toma de la ciudad.

Transcripción parcial del Libro de Repartimiento de Xàtiva (1244) según Escolano (1609)

Según afirma el también cronista Hipólito Samper en su obra Montesa Ilustrada (1669), ese primer Bernardo de Ferre fue hijo de Guillermo (Guilelmus de Ferrariis), conde de Darbia (Comes Darbiae o en inglés Earl of Derby), en Inglaterra, y de su esposa Inés (Agnes), hija de Hugo, conde palatino.

Samper, que fue un cronista metódico y documentó en general su obra de manera notablemente minuciosa, indica también en este caso su fuente: la obra Theatrum genealogicum (1598) de Hieronymi Henninges, un libro raro del cual se conserva un ejemplar en la Biblioteca Nacional de España que el autor de estas líneas ha podido consultar.

Fascimil de Montesa Ilustrada donde se alude al origen inglés de Bernardo Ferrer

Portada del cuarto tomo del Theatrum genealogicum de Henninges
Consultado en la sala de libros raros de la BNE el 18.06.2019 

De Bernardo fue hijo Guillermo Ferrer, que si aceptamos lo afirmado por Samper, habría sido bautizado en Xàtiva con el nombre de su abuelo, William de Ferrers, cuarto conde de Derby, fallecido en 1247. Según el bibliófilo y genealogista valenciano Onofre Esquerdo (1635-1699) en su célebre Nobiliario Valenciano, Guillermo casó con Esclaramunda Despuig -otra familia "de la Conquista"- y sirvió al rey Pedro II de Aragón, hijo de Jaime I, en las guerras de Sicilia (1282-1285). Un hijo de Guillermo, llamado Bernardo, continuó al servicio de armas de los reyes de Aragón, gracias a lo cual se convirtió en 1353 en señor de Guadasequies por merced del rey Pedro IV "El Ceremonioso". Pero fue con el bisnieto de este segundo Bernardo, don Luis Ferrer y Exarch, nacido hacia 1450, cuando se inicia la rápida ascensión del linaje hasta situarse entre las primeras familias del Reino de Valencia.

Luis Ferrer y Exarch (ca.1450-1520) fue testigo y actor de algunos de los más importantes acontecimientos de la España del Renacimiento. Tanto Escolano como Samper nos proporcionan abundantes datos sobre él y sus descendientes. A los diez años entró en la corte como paje del rey Juan II de Aragón, y con sólo veinticuatro fue elegido alcalde del castillo de Segorbe. En 1479, coincidiendo con la ascensión del príncipe Fernando, esposo de Isabel de Castilla, al trono de Aragón, se le nombró Copero del Rey Católico. A principios de ese mismo año fue elegido alcalde del castillo de Xèrica y, en mayo, Lugarteniente General (lloctinent general) del reino de Valencia, cargo equivalente al de Virrey. En 1483, con 33 años, marchó junto con el rey a la conquista de Granada.

Doña Juana y su esposo don Felipe con gente de la corte

Pero quizás su papel más destacado fue como hombre de confianza y embajador del Rey Católico en Castilla cuando, a la muerte de la reina Isabel, la princesa Juana y su esposo Felipe de Borgoña, llamado "El Hermoso", se convirtieron en reyes de Castilla. Escolano cuenta cómo en 1506, tras la muerte de Felipe "El Hermoso" y a la vista de la incapacidad de la reina Juana para gobernar, Luis Ferrer desempeñó un papel clave para asegurar el apoyo de la nobleza castellana a la regencia de Fernando. Por este motivo, en 1509 el rey dispuso que todos los asuntos concernientes al gobierno de la corte castellana y de la Casa de la reina Juana estuviesen bajo su control. Don Luis Ferrer y Exarch, tras la muerte del rey en 1516, concluyó su notable hoja de servicios ostentando el título de Copero Mayor del emperador Carlos V, nieto de Fernando.

Su primogénito Jaime Francisco Ferrer, ahijado de Fernando "el Católico", se crió en palacio y contrajo matrimonio con una dama de la reina Isabel llamada María de Robles y Acuña, descendiente de las casas reales de Castilla y Portugal. Doña María era en efecto bisnieta de María de Portugal, Señora de Valencia de Campos, nieta a su vez, por parte de padre, del rey Pedro I "el Cruel" de Portugal y de la desdichada Inés de Castro; y, por parte de madre, del rey Enrique II de Castilla.

Ascendencia regia de doña María de Robles y Acuña, mujer de Jaime Francisco Ferrer

Sepulcro de Inés de Castro en el monasterio de la Alcobaça

En el curso de la guerra civil castellana entre los partidarios de la futura reina Isabel "la Católica" y los de Juana "la Beltraneja", el padre de María de Robles, que era partidario de la princesa Isabel, sitió al tío de María, don Juan de Acuña y Portugal, duque de Valencia de Campos, en su fortaleza, y tras tomarla arrojó al duque, su cuñado, desde la torre del homenaje, matándolo. No sería, como veremos, el último incidente truculento en esta familia.

Torre del homenaje del castillo de Valencia de Campos o Valencia de don Juan, León

Jaime Francisco Ferrer fue gobernador de Valencia y ocupó también en varias ocasiones la regencia de la Lugartenencia General del reino. Fue además Señor de Sot, según consta en el testamento de doña María de Robles del año 1543. A esta localidad castellonense quedaría desde entonces indisolublemente asociado el apellido Ferrer. De su unión con María de Robles se originó un complejo entramado de linajes nobles valencianos cuyo análisis detallado ahorraremos al lector, aunque vale la pena referirnos de modo resumido a los que quizás sean su tres miembros más destacados.

Sot de Ferrer, en Castellón

La línea de los Señores de Sot tuvo una existencia relativamente corta, pero un final glorioso en su último representante masculino: el autor del Siglo de Oro Luis Ferrer y Cardona, bisnieto de Jaime Francisco y de María e hijo de Jaime Ferrer y Borja, virrey de Valencia. Fue caballero de la orden de Santiago (1592) y, al igual que su padre y varios de sus antepasados, gobernador de Valencia. Pero, sobre todo, fue un poeta admirado en su tiempo, miembro de la célebre academia valenciana de Los Nocturnos y conocido por Lope de Vega y por Cervantes, quien le dedicó unas líneas en su obra Viaje del Parnaso (1614). Falleció sin descendencia en 1641, por lo que el Señorío de Sot pasó a su hermana y, a través de ésta, a los condes de Sinarcas.


El segundogénito de Jaime Francisco Ferrer y María de Robles fue Francisco Ferrer y Robles, señor de la Granja, quien casó con Gerónima de Calatayud. El hijo de éstos, Juan Ferrer de Calatayud, vivió una vida de novela que recuerda a la de su contemporáneo, el magnífico compositor renacentista italiano Carlo Gesualdo, príncipe de Venosa. Juan Ferrer, nacido hacia 1550, recibió el hábito de la Orden de Montesa cuando aún era menor de edad. Fue durante años capitán de caballería "de la costa" y en diciembre de 1581, con 32 años, desposó a doña Luisa de Pròxita, hija de don Gaspar de Pròxita y Milá de Aragó, sexto conde de Almenara, descendiente de una ilustre familia valenciana de antiguo origen napolitano. En el año de 1594, el rey Felipe II demostró la estima en la que tenía a su linaje nombrándole Lugarteniente General de la Orden de Montesa, cargo equivalente al suprimido de Maestre. Tenía entonces 45 años.

Carlo Gesualdo, príncipe de Venosa, contemporáneo de Luis Ferrer de Calatayud

Pero sólo había ocupado esa alta dignidad durante algo más de tres años, cuando ocurrió lo que Samper llama con tacto en su crónica una "gran fatalidad". Nos la relata de manera breve y cruda el padre Pere Joan Porcar, contemporáneo de los hechos, en su dietario Coses evengudes en la ciutat y regne de València 1589-1629. Don Juan Ferrer y Calatayud, que residía en el antiguo castillo de Montesa, seguramente sospechaba de la infidelidad de su esposa Luisa de Pròxita, ya para entonces condesa de Almenara, y planificó su muerte y la de su amante, un caballero de Valencia llamado Gerónimo Artés, quien según Samper era "de los más calificados de ella". Un domingo, concretamente el día 8 de abril de 1598, los sorprendió, y asistido de uno de sus pajes, de nombre Juan, de un lacayo llamado Francisco y de un tabernero llamado Sebastián, les dio muerte. Hasta aquí el relato de Porcar.

Sin embargo, sabemos por Samper, que tras consumar el crimen, don Juan se retiro al castillo de Montesa y desde allí escribió al rey Felipe II confesándole los hechos. Fue juzgado por fray don Benito Roca, Lugarteniente adjunto, y por un consejo de ancianos de la Orden, que le condenaron al destierro en Alicante y le despojaron de la dignidad de Lugarteniente General de Montesa.

Genealogía del ilustre don Luis Ferrer de Pròxita y Apiano, Conde de Almenara, 1674

En una época en la que habitualmente no se castigaba a un caballero por un "crimen de honor" de esta naturaleza, seguramente lo que pesó en el caso de Juan Ferrer y Calatayud fue el hecho de que hubiese manchado la dignidad de la Orden y el que el crimen se produjera con notoria alevosía, como parece desprenderse del hecho de que involucrara a otras personas. No obstante, el castigo fue menos severo de lo que parece. Si bien nunca regresó a Valencia, en 1607 se le nombró gobernador de Orihuela, y en 1609 Clavero de la Orden de Montesa. Murió de muerte rápida en 1626 en Orihuela, dejando hijos varones que asegurarían que el condado de Almenara quedara unido al apellido Ferrer durante un siglo, hasta la extinción de la línea agnaticia con su tataranieta Inesa Ferrer en la primera mitad del siglo XVIII.

Ruinas del castillo de Montesa

De una sobrina del Lugarteniente General de Montesa, llamada Laudomia Ferrer de Calatayud, fue nieto nuestro último biografiado, Jacinto Roca y Ferrer, primer marqués de Malferit (Xàtiva 1645-1710). Era hijo del caballero setabense Francisco Roca y Ferrer, caballero de Montesa, y de Vicenta Ripoll y Borja.

Que doña Vicenta Ripoll no era noble fue algo que se puso de manifiesto con ocasión de la tramitación del expediente de Pedro Roca, hermano de Jacinto, para ingresar en la Orden de Montesa. Los minuciosos e implacables "informantes" del Consejo de Órdenes, que se desplazaron a Valencia y a Mallorca, concluyeron que aunque el mallorquín Joan Baptiste Ripoll, padre de Vicenta, había llegado a ser miembro del Consejo de la ciudad de Xàtiva y a recibir el tratamiento de ciutadà, no podía acreditarse que fuese hijo de caballero.

Expediente de Montesa de Pedro Roca y Ripoll
Los "informantes" deben practicar nuevas diligencias en Mallorca

Al parecer el padre de Joan Baptiste -y quizás el mismo Joan Baptiste antes de establecerse en Xàtiva- había desmpeñado en Mallorca oficios mercantiles impropios de personas nobles. Por otra parte, la madre de Vicenta, llamada Anna de Borja, fue -según ha podido investigar el autor de estas líneas- hija de un Mestre Espaser de Xàtiva llamado Onofre Borja, perteneciente a una rama "plebeya" de la conocida familia de los papas.

Al no superar las pruebas de limpieza de sangre, Pedro Roca necesitó una dispensa especial del papa para poder vestir el hábito de Montesa y, también quizás por esta falta de nobleza de la madre su hermano Jacinto siempre se hizo llamar por los apellido Roca y Ferrer, prescindiendo del Ripoll materno.

Alfonso V de Aragón "el Magnífico" y sus caballeros
Bajorrelieve de la Puerta de Aragón en el Castelnovo de Nápoles, fotografía de Carlo Raso

En diciembre de 1669, con 24 años, Jacinto Roca y Ferrer contrajo matrimonio con Fausta de Malferit, última descendiente de un linaje singular, el de los caballeros Malferit de la localidad de Aielo. El origen del linaje no podía ser más épico. En 1443. Jaime I de Malferit había entrado a caballo en la ciudadela de Nápoles flanqueando al victorioso rey Alfonso V de Aragón "el Magnífico", y como recompensa recibió el lloc de Aielo, que transformó con los modos renacentistas traídos de Italia. Fue un linaje muy militar y también muy heterodoxo en más de un aspecto. Protegieron a sus vasallos moriscos en tiempos de la expulsión y protagonizaron algunos enlaces matrimoniales que fueron causa de escándalo en su tiempo, hasta el punto de que el padre de Fausta, Francesc IV de Malferit, había sido conocido como "el Bastardo".

Jacinto Roca y Ferrer supo, sin embargo, rentabilizar la leyenda de ese linaje, lo que unido a sus recursos económicos y al prestigio del apellido Ferrer aseguró que en 1690 el rey Carlos II, el último de los Austrias, le concediera a él y a su esposa Fausta el título de marqueses de Malferit.

Batalla de Almansa (1707), de Buonaventura Ligli (Prado)
El triunfo de los franceses allanó la ocupación de Valencia

Al estallar la Guerra de Sucesión en 1701, el marqués, viudo desde 1695, tomó partido decididamente a favor de la causa borbónica, lo cual le supuso el exilio a Madrid y la confiscación de sus bienes por el bando austracista en tanto duró la ocupación de Valencia y Xàtiva. La guerra también le arrebató a su primogénito Antonio, muerto en 1707, a los 29 años, en combate con las fuerzas austracistas. El marqués murió en 1710, antes de terminar el conflicto, en la casa de su amigo Pedro Belloch Borja y fue sepultado en Aielo de Malferit.

Y con la muerte del marqués termina nuestro relato. Los caballeros de la ilustre Casa de Ferrer del reino de Valencia pertenecían a un mundo que se fue desvaneciendo poco a poco con el advenimiento de los Borbones. Eran sobre todo hombres y mujeres del antiguo régimen. En el siglo XVIII se extinguieron casi todas su principales líneas de varón, y sus títulos y señoríos fueron absorbidos por otros linajes.

Carlos Olivo Valverde, San Sebastián, octubre de 2019


Laudomia Ferrer de Calatayud, sobrina del Lugarteniente General de Montesa, fue tatarabuela de Mariana Tárrega y Sanz de la Llosa, marquesa de Benemejís, tatarabuela de Concepción Verdes Montenegro, mi tatarabuela.

Reservados todos los derechos de propiedad intelectual. Sólo permitida la reproducción si se cita al autor.

Referencias

Una lista en ningún modo exhaustiva de las numerosas referencias usadas en esta investigación debe necesariamente incluir las siguientes:

[1] Viciana, Martín de, Libro segundo de la crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino, Valencia, 1564 (edición de la Sociedad Valenciana de Bibliófilos, Valencia, 1881).

[2] Viciana, Martín de, Libro tercero de la crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino, Valencia, 1563 (edición de la Sociedad Valenciana de Bibliófilos, Valencia, 1884).

[3] Escolano, Gaspar de (cronista de Su Majestad en el Reino de Valencia), Segunda parte de la Década primera de la insigne y coronada ciudad y reino de Valencia, imprenta de Pedro Patricio Mey, Valencia, 1611.

[4] Samper, Hipólito (catedrático de Derecho de la Universidad de Valencia y rector del Real Colegio de la Orden de Montesa), Montesa Ilustrada, tomo II, impreso por Gerónimo Vilagrafa, Valencia, 1669.

[5] Henninges, Hieronymi, Theatrum genealogicum, tomo cuarto, “Catalogus anglicarum aliquot familiarum in reges, duces, marchioness, comites, barones et dynastas”, Magdeburgo, 1598.

[6] Costambeys, Marios, “Ferrers, Henry de” en Oxford Dictionary of National Biography, Oxford University Press, Oxford, mayo de 2007.

[7] Jones, Michael, “Ferrers, Robert de, first Earl Ferrers” en Oxford Dictionary of National Biography, Oxford University Press, Oxford, septiembre de 2004.

[8] Documentos varios del Archivo de la familia Ferrer, señores de Sot, Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional, Toledo.

[9] Porcar, Pere Joan, Coses evengudes en la ciutat y regne de València. Dietari (1585 -1629), edición de Josep Lozano, Universitat de València, 2012.

Anexo: sobre el origen del apellido Ferrer

Se trata de un apellido de gran difusión en España, aunque según los datos del INE muestra su mayor concentración en toda la comunidad valenciana, en dos de las tres provincias de la comunidad de Aragón y en la provincia de Gerona en Cataluña. También tiene una penetración importante en las otras tres provincias catalanas, en la provincia de Zaragoza y en Cuenca.

Distribución actual del apellido Ferrer en España según el INE

Por lo que sabemos de las pautas que históricamente han seguido la formación de apellidos en países de habla romance, el apellido Ferrer pudo haber tenido su origen principalmente en un oficio (ferrero en aragonés, ferrer en valenciano y catalán), aunque en algunos casos también puede haber evolucionado de un apellido de similar fonología y ortografía como Ferro -originado en el nombre del metal (ferro en italiano y valenciano, fer en catalán)- o Ferreres/Ferrier/Ferrieres, alusivos a un lugar donde se encuentran minas o explotaciones de hierro o se trabaja el metal (ferrería en castellano, ferreria en valenciano y catalán, ferrière en francés). Dada la relativamente alta ocurrencia de estos posibles orígenes en un determinado ámbito geográfico, cabe esperar que las personas que han portado y portan el apellido Ferrer  a menudo procedan de linajes no emparentados.

Un estudio de 2015 realizado por un equipo de especialistas en genética poblacional de la Universidad Pompeu Fabra, publicado en la revista European Journal of Human Genetics, avala lo anterior. Para dicho estudio, titulado "Diversidad del cromosoma Y en muestras de apellidos catalanes", se tomaron muestras de ADN de aproximadamente 2.500 individuos portadores de 50 apellidos considerados catalanes en el territorio comprendido por las actuales comunidades autónomas de Valencia, Cataluña y Baleares.

El apellido Ferrer resultó ser el más representado en la muestra, con un total de 90 individuos. Sin embargo, muy pocos de éstos mostraron pertenecer a un linaje patrilineal común, el cual genéticamente viene a estar caracterizado por el hecho de que todos sus miembros comparten un mismo haplogrupo del cromosoma Y, que es el que se transmite prácticamente intacto de padres a hijos varones. De hecho, en toda la extensa área geográfica cubierta por el estudio, no se encontraron más de tres individuos de apellido Ferrer que compartiesen un origen patrilineal común, como se muestra en la siguiente tabla al considerar el parámetro FMDC (frequency of major descent clusters, donde elcluster es arbitrariamente definido por los autores como aquel con al menos cuatro miembros que comparten haplogrupo Y). Dicho parámetro, como se ve, es cero en el caso del apellido Ferrer.

Los autores destacan que este resultado se correlaciona con la mayor frecuencia del apellido, la cual viene a su vez asociada con el mayor número de "fundadores". También señalan que cabe esperar un mayor número de "fundadores" en el caso de apellidos patronímicos o basados en una profesión u oficio. Lo cual es obvio.

Resultados por apellidos (Solé-Morata et al, "Y-chromosome diversity in Catalan surname samples", 2015)

En el caso que nos ocupa, el del apellido Ferrer de los descendientes de los llamados "Caballeros de la Conquista" del reino de Valencia, las fuentes historiográficas son coherentes con las conclusiones  del estudio genético comentado al indicar que, en este caso, tenemos un "fundador" de linaje enteramente singular; tanto, que hay que buscarlo fuera de la península ibérica, concretamente en la Inglaterra del período normando e incluso, con anterioridad, en la propia Normandía, en la localidad de Ferrières-Saint-Hilaire.

Antes de repasar estas fuentes, conviene recordar que quien espere un acta notarial o incluso una partida de bautismo o de matrimonio que certifique que el cabeza genealógico de estos Ferrer -un caballero del rey Jaime I que vivió hacia 1244-, nació en Inglaterra, en Cataluña o en Aragón no tiene una idea correcta acerca de lo que podemos esperar de las fuentes historiográficas de ese período.

Las mejores fuentes de las que disponemos para dilucidar la cuestión del origen de los caballeros de la Conquista de Valencia son muy posteriores, pues como es sabido, los libros de repartimiento de Xátiva y Valencia, que son de esa época, rara vez indicaban el lugar de procedencia de los beneficiarios del reparto. Para el linaje Ferrer de Xàtiva y Valencia ya hemos citado nuestras fuentes en el artículo principal: la crónica Montesa Ilustrada (1669) de Hipólito Samper, que se apoya en este punto en la obra Theatrum Genealogicum de Hieronymi Henninges (1598). Descartamos otras fuentes, a pesar de ser coincidentes con las anteriores en cuanto al origen inglés de los Ferrer de Xàtiva, por no gozar de la misma credibilidad entre los historiadores, como es el caso de las Trovas de Mossen Jaume Febrer.

Capítulo dedicado a los condes de Derby en la obra de Henninges (1598)

Por lo demás, la versión de Samper y de Henninges no sólo es coherente con el estudio del ADN de los Ferrer del área catalano-valenciano hablante, sino que no contradice la restante evidencia historiográfica circunstancial que conocemos. En primer lugar, teniendo en cuenta que el rey Jaime I logró convertir la reconquista de Valencia y Xàtiva en una empresa internacional, al persuadir al papa Gregorio IX a que la declarase cruzada en 1237, no sólo es perfectamente posible, sino casi seguro que participaran caballeros procedentes de otros reinos europeos. No hay por supuesto un censo de esos caballeros con indicación de su procedencia, pero el historiador Ramón Ferrer Navarro, en su obra Conquista y Repoblación del Reino de Valencia (Valencia, 1999), estimó por las señas toponímicas de los apellidos de los registros del Libro de repartimiento de Valencia (el de Xàtiva no se conserva), que entre los primeros repobladores hubo 70 ultrapirenáicos (posiblemente franceses), 10 italianos y 8 húngaros. El análisis del profesor Ferrer deja, sin embargo, fuera a la mitad de estos repobladores (2.657 individuos) cuyo origen no pudo establecerse por el método toponímico.

El segundo dato circunstancial al que nos referiremos es al hecho de que la versión que da Samper en Montesa Ilustrada, acerca del origen del caballero Bernardo Ferrer (o de Ferre, como aparecía en el Libro de repartimiento de Xàtiva) no contradice lo que sabemos a partir de otras fuentes acerca del linaje inglés que le atribuye. En efecto, está documentado que el Guilelmus de Ferrariis, comes Darbiae, mencionado por Samper y Henninges no era otro que William de Ferrers, cuarto Earl of Derby (pronunciado Darbi). El linaje tuvo su origen en Henry de Ferrers, un caballero normando que acompañó a Inglaterra a Guillermo el Conquistador y recibió -o adquirió- tierras allí entre 1066 y 1071 (ver arriba referencia [6]).

El apellido es claramente un toponímico anglizado que hace referencia a la localidad normanda de Ferrières-St Hilaire, de donde procedía Henry y donde dejó heredado a su hijo primogénito Guillaume. Según François de Beaurepaire en Les Noms des communes et anciennes paroisses de l'Eure (Paris, 1981), se trataría de "un lugar donde hay minas o forjas de hierro o bien una instalación para extraer, fundir y forjar hierro, perteneciente a un tipo de localidad abundante en Francia y Normandía".

A Henry le sucedió en las posesiones inglesas de la familia su tercer hijo, Robert de Ferrers, al que el rey Esteban hizo primer conde de Derby (ver arriba referencia [7]). Le sucedió su hijo Robert, segundo conde (muerto en 1159), cuyo nieto, William de Ferrers, cuarto conde, vivió entre 1168 y 1247. Es a éste a quien atribuye Samper la paternidad de Bernardo de Ferre, quien, como hemos dicho, acompañó a Jaime I en la toma de Xàtiva en 1244.

Sepultura de Robert II de Ferrers, Conde de Derby, y de su esposa Maud Peverel


4 comments:

  1. Felicitaciones por este excelente y pormenorizado estudio. Además de amena lectura por lo bien escrito que está.

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    1. Muchas gracias y perdone el retraso en responder, pero no he recibido hasta hoy notificación de este comentario. Un saludo.

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  2. He leído el libro de Mossen Febrer y hay más de una razón para pensar que es un escrito muy fiable.
    1º por su antigüedad y 2º y más importante, Mossen Febrer, no podía ser adivino, y en la trova nº 253 dice que Arnaldo Fuster quedó heredado en el lugar de Fuente de Encarroz… lugar repleto hoy en día de gente apellidada Fuster!

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    1. Muchas gracias por tu comentario. Me parece que aportas una evidencia interesante que viene a confirmar mi impresión acerca de esta fuente tan polémica. Sin ser un experto, creo que muy probablemente el texto que conocemos de las Trobas de Mossen Febrer -una copia de finales del XVIII-, posiblemente contuviese interpolaciones del original (de época de Jaime I) y estas interpolaciones han hecho a algunos críticos sospechar de la autenticidad del conjunto. El problema de las Trobas es que carece de una historia textual bien documentada, pero eso mismo pasa con muchas obras antiguas como la Ilíada, sin que eso haya llevado a nadie a cuestionar su autenticidad, si bien el debate puede centrarse en lo que digo: las interpolaciones o párrafos textuales que se pueden haber intercalado posteriormente a lo largo de su larga transmisión.

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