Sunday, December 3, 2017

Caballeros de la Conquista

Un caballero aragonés de nombre Pierres Sanz, cuyo escudero portaba un estandarte con las armas de su casa, un ala de gules sobre campo de plata, cabalga al lado del Rey Jaime I de Aragón el Conquistador en su entrada a la ciudad de Xàtiva el día de Pentecostés del año del Señor de 1244. Tras un asedio de varios meses, la ciudad había sido finalmente tomada a los musulmanes. También acompañaban al Rey otros caballeros venidos de Aragón e incluso de más allá del mar, como es el caso de Bernard de Ferrers, hijo segundo de William, 4º conde de Derby y de su mujer Agnes de Kevelioc, hija de Hugo, 5º conde de Chester. Bernard, como segundón de una noble familia inglesa y deseoso de aventuras, había venido a buscar fortuna a estos reinos, pues había oído de sus luchas contra el Infiel. No sólo obtuvo la fama y la riqueza deseada, sino que mientras la línea de los condes de Derby se extinguía en Inglaterra, los descendientes de Bernard, al igual que los de Pierres Sanz y los de otros caballeros del rey Don Jaime, se multiplicarían en estas tierras, dando lugar a las familias que en el Reino de Valencia se llamarían de los caballeros de la Conquista.

Escudo de armas de los Sanz
Los Sanz se encontraban entre los jueces repartidores de las tierras conquistadas a los moros entre los cristianos viejos que acompañaban al rey en su empresa, razón por la cual quedaron particularmente "bien heredados" en Xátiva, acumulando con el tiempo los señoríos de Señera, Alboy, Benemejís y Genovés. En las décadas siguientes se consolidaría su influencia y poder en la ciudad hasta el punto de que, hacia finales del siglo, Ramón, nieto de Pierres Sanz, desposó a Blanca de Aragón, nieta del rey don Jaime, con lo cual -según dice la leyenda- se le permitió incorporar a sus armas las barras de la corona de Aragón.

Alfonso V el Magnánimo, rey de Aragón, por Pisanello
Dos siglos después, el 23 de febrero de 1443, un descendiente de otro caballero de la Conquista, Jaume de Malferit, natural de Xàtiva, cabalgaría junto a otro rey de Aragón, Alfonso V el Magnánimo, en su entrada triunfal en la recién conquistada ciudad de Nápoles. Acompañaba también al rey su capitán, Lluis Despuig, hijo de Bernat Despuig, que había sido en 1390 embajador del Rey Martín el Humano, tío abuelo del rey Alfonso. El momento quedaría reflejado en los bajorrelieves del arco triunfal de entrada del Castelnovo de Napóles. El rey, agradecido, dio a Jaume de Malferit el señorío de Aielo, en el partido de Xátiva, al que Jaume llevó muchas de las innovaciones culturales y tecnológicas de la Italia del Renacimiento.

Bajorrelieve de la Puerta de Aragón en el Castelnovo de Nápoles, fotografía de Carlo Raso

A Lluis Despuig, tras la conquista de Nápoles, le esperaría una larga y exitosa carrera. Fue embajador de Alfonso el Magnánimo ante el Duque de Milán y ante la República de Venecia. En 1453 sería elegido VIII Maestre de la Orden de Montesa, que gobernó durante 30 años. También fue virrey y capitán general de Valencia. En 1455 asistió como miembro de la delegación del Rey de Aragón a la coronación de Alfons de Borja como papa Calixto III, y en 1460 fue artífice de la concordia firmada entre el Rey de Navarra y el Príncipe de Viana.

Virgen de Montesa, por Paolo de San Leocadio. El Maestre Lluis Despuig aparece arrodillado a la derecha
Unos años después, en 1475, en la lejana Castilla, don Juan de Acuña y Portugal, duque de Valencia de Campos y bisnieto del Rey Pedro I de Portugal y de su desgraciada esposa Inés de Castro, se encontraba sitiado en su imponente castillo por su cuñado don Juan de Robles, Señor de Villarmentero. Peleaban en bandos contrarios en la guerra civil que se librada por la corona de Castilla entre los partidarios de la princesa Isabel, hermana del recién fallecido rey Enrique IV el impotente, y doña Juana, conocida como la Beltraneja, supuesta hija de Enrique. Juan de Robles finalmente logra tomar la fortaleza, captura al duque y le arroja desde lo alto de la Torre del Homenaje. Su apuesta al elegir bando fue la acertada, pues finalizado el conflicto en la primavera de 1476 la princesa Isabel se convertiría en la reina Isabel la Católica.

Torre del Homenaje del castillo de Valencia de Don Juan en León
Pero el reinado de Isabel aun necesitaba ser consolidado. A finales de 1476, la reina escribía a un influyente noble de la pequeña villa de Madrid, don Juan de Luján, conocido como el del Arrabal, descendiente de Iván de Vargas, conquistador Madrid de manos musulmanas en el año 1086. La reina le solicitaba su apoyo en el intento de asegurar la lealtad de la levantisca y no demasiado fiable aristocracia madrileña, que durante la ya concluida guerra civil se había situado al lado de la Beltraneja. Don Juan cumple el encargo y los reyes Católicos agradecidos le premian con una pensión vitalicia.

Torre y casa de los Luján en Madrid
No habían pasado 20 años de estos hechos, cuando en 1492, ya consolidados Isabel y Fernando como reyes de Castilla y de Aragón, Rodrigo de Borja, natural de Xàtiva, es elegido Papa con el nombre de Alejandro VI. Aunque sus antepasados habían llegado también a Xàtiva con las huestes aragonesas del rey Jaime I el Conquistador, no tuvieron en un principio la relevancia social y política de los Sanz y otras familias de la Conquista, que desde la toma de Xàtiva y durante todo el siglo XIV constituyeron la clase gobernante de la ciudad. Pero poco a poco los Borja habían ido ascendiendo socialmente hasta que en 1455 un miembro de la familia, Alfons de Borja, hijo de Domingo, un relativamente modesto ciutadà de Xátiva, había sido elegido Papa con el nombre de Calixto III. Sólo ocupó la silla de San Pedro durante tres años, pero fue suficiente para asegurar la posición de los suyos en Roma y para allanar el camino hacia la elección como Papa de su sobrino Alejandro VI.

El papa Alejandro, continuando con la política de nepotismo de su predecesor, llevó a Roma a numerosos parientes, entre ellos a Francisco de Borja, canónigo de la catedral de Valencia, a quien llamaba “primo”, pero cuya filiación no ha podido ser establecida en términos precisos (algunos afirmaban que era hijo natural del fallecido papa Calixto III). Francisco de Borja -o Borgia, en su forma italianizada- ascendió rápidamente en la curia romana y en 1503, año de la muerte del papa Alejandro, ya era cardenal Camarlengo del colegio cardenalicio. Como buen Borgia, tuvo en Italia una hija natural a la que puso el nombre de Lucrecia, como la famosa hija de su primo, el papa Alejandro. Murió en el año 1511 tras haber sido depuesto de sus cargos y excomulgado por haber participado de una conspiración contra el Papa Julio II.

Francisco Borgia, cardenal de Cosenza, fotografía de Juan Carlos Estrela Bolinches tomada del cuadro original "La Virgen de las Fiebres" de Pinturichio
La hija del cardenal contraería matrimonio en Xàtiva, hogar de sus antepasados, con Juan Sanz de la Llosa y Pujades, 8º nieto de Pierres Sanz, caballero del Rey Jaime I el Conquistador. El único hijo varón de ambos, Francisco, fue rector de la iglesia de la localidad setabense de Bocairent, donde fue enterrado en 1590. El rector tuvo, al igual que su abuelo el cardenal, una hija natural, llamada Rafaela Sanz de la Llosa, a la que dejó una buena parte de sus bienes.

Sepultura de Francisco Sanz de la Llosa y Borja, rector de Bocairent
Pocos años después de la muerte del cardenal de Cosenza, en 1520, el mismo año en que el rey Carlos I de España fuese elegido emperador del Sacro Imperio Germánico como Carlos V, se inició en en el Reino de Valencia una rebelión de la burguesía y los artesanos de las ciudades contra la nobleza terrateniente local. El conflicto, una auténtica guerra civil paralela en el tiempo a la rebelión de las Comunidades de Castilla, se conoció como la rebelión de las Germanías (las hermandades gremiales). Las fuerzas del Rey y toda la nobleza valenciana se movilizaron para reprimir la rebelión, actuando bajo el mando de Diego Hurtado de Mendoza, Conde de Melito y virrey de Valencia.

Peleas callejeras durante la rebelión de las Germanías, grabado de la época

Uno de los caballeros del ejercito del virrey fue Francisco Gaspar Sanz, Señor de Montichelvo, quien era 5º nieto de Ramón Sanz, Señor de Señera, y de Blanca de Aragón. Tras algunas victorias iniciales de los agermanados, que llegaron a ocupar Orihuela, las tropas realistas se hicieron finalmente con el control de Valencia en 1522. Francisco Gaspar Sanz fue recompensado y unos años más tarde vendió Montichelvo para hacerse con una presa al parecer más codiciada: el señorío de Benemejís. Funda el llamado vínculo de Benemejís, que tras su muerte en 1557 heredaría su hijo Nofre y sobre el cual se cimentaría 200 años más tarde el marquesado de Benemejís. Francisco Gaspar contraería matrimonio con una prima lejana, Anna Sanz de Lloris, señora de Señera, también descendiente de Ramón Sanz y Blanca de Aragón.

Un hijo de ambos, Francisco Joaquín Sanz, heredero de Señera y Benemejís, tuvo que vivir también tiempos turbulentos. Tras la rebelión de los moriscos en las Alpujarras granadinas en 1568, fue extendiéndose por toda España una ola xenófoba contra ellos que culminó en 1609 con la firma del decreto de su expulsión por el Rey Felipe III. Los moriscos eran españoles de religión musulmana, si bien la mayoría habían sido obligados a convertirse al cristianismo. Aunque España era y había sido su tierra desde tiempos inmemoriales, fueron obligados a abandonarla y a embarcarse en un plazo de tres días hacia un destino incierto en el norte de África, donde muchos fueros asesinados por sus supuestos "hermanos" de religión, que no dejarían de verlos como españoles y extranjeros. La expulsión causó además un descalabro económico, especialmente en los reinos de Aragón y de Valencia, donde representaban hasta un 30% de la población y constituían una mayoría de los trabajadores del campo. Controlaban técnicas de cultivo que los "cristianos viejos", con los que se intentó suplantarles tras la expulsión, desconocían. Todo ésto alegó Francisco Joaquín Sanz cuando en 1612 intentó beneficiarse de una quita de sus deudas por el perjuicio económico que le había ocasionado la expulsión.

Embarco de moriscos expulsados en el pùerto del Grao, Valencia

Sin embargo, durante los dramáticos momentos de la expulsión, Francisco Joaquín no estuvo al lado de sus vasallos moriscos para intentar protegerles -y proteger sus propias tierras- del pillaje del que serían víctimas por bandas de cristianos viejos que intentaban aprovecharse de la situación, sino que se unió a las milicias que se dirigieron a la Muela de Cortés a sofocar la tímida rebelión de un grupo de moriscos desesperados. Contrasta el comportamiento un tanto mezquino de Francisco Joaquín Sanz de Señera con el de otro caballero de las familias de la Conquista, Lluc de Malferit, Señor de Aielo, 6º nieto de Jaume de Malferit, quien cabalgando junto a sus hombres armados escoltó a sus vasallos moriscos hasta el puerto del Grao para evitar que al menos en el camino se abusara de ellos.

Finalizado ese siglo convulso, y con la muerte en 1700 de Carlos II, último rey de los Habsburgo españoles, España se asomaba a una nueva guerra civil, la Guerra de Sucesión entre austracistas, defensores del archiduque Carlos de Habsburgo, y borbónicos, defensores de Felipe, duque de Anjou, nieto del rey Luis XIV de Francia. En pleno conflicto, el 22 de febrero de 1705 tenía lugar el enlace matrimonial de Félix Tárrega y Sanz de la Llosa, hijo del noble Isidro Tárrega y de Jesualda Sanz de la Llosa, con Rosa Roca y Malferit, hija de Jacinto Roca y Ferrer y Fausta de Malferit, marqueses de Malferit. El novio era tataranieto de Magdalena Sanz de Señera, hermana de Francisco Joaquín, quién al morir sin hijos legítimos había testado en 1630 a favor de los hijos varones de su hermana. También era tataranieto de Rafaela Sanz de la Llosa -hija del rector de Bocairent- y 9º nieto de Bernat Despuig, embajador del rey Martín el Humano, quien, como hemos visto fue, a su vez, padre de Lluis Despuig, IX Maestre de Montesa.

Fotografía de http://www.aisfotografos.com
El padre de la novia, por su parte, era descendiente de Juan de Robles y de su esposa María de Acuña y Portugal -hermana del desgraciado duque de Valencia-, pues la hija de éstos, María de Robles y Acuña, dama de la Reina Isabel la Católica, casó con el cuarto abuelo del marqués, un caballero llamado Francisco Ferrer y Soler que había sido ahijado del rey Fernando el Católico, maestresala de su hijo el príncipe don Juan y de su nieto el emperador Carlos V, y 6º nieto de Bernard de Ferrers. Por último, la madre de la novia, la marquesa Fausta, era nieta de Lluc de Malferit, el Señor de Aielo que defendió a sus vasallos moriscos, y también la última descendiente por línea agnaticia de Jaume de Malferit, el que fue caballero de Alfonso V el Magnánimo. Los linajes de los caballeros de la Conquista y los descendientes del rey Pedro I de Portugal y de Inés de Castro finalmente se reunían mediante este enlace.

Firma de Jaume de Malferit, ca 1445
Pero la guerra seguía su curso e inexorablemente envolvería a los protagonistas de este relato. Poco después del enlace entre Félix y Rosa, un medio hermano del contrayente, Joan Jacint Tárrega y Salvador, se uniría a la causa austracista, que contaba con amplio apoyo popular en el reino de Valencia y en Cataluña, convirtiéndose en uno de su más brillantes generales, mientras que el marqués de Malferit, decidido partidario de la causa borbónica, tuvo que exiliarse en Madrid, donde murió en septiembre de 1710 en la casa de su amigo Pedro Belloch, cuando aún no había finalizado la guerra.

También en 1710, aunque en un escenario muy alejado del reino de Valencia, en la localidad leonesa de la Puebla de Sanabria, fronteriza con Portugal, el corregidor de la villa, Francisco de Verdes Montenegro, un hidalgo natural de Sistallo, Lugo, descendiente de María Vélez de Guevara, hija de los condes de Oñate, escribía angustiado al conde de Benavente acerca del avance de las tropas austracistas sobre la ciudad, que finalmente fue tomada. Francisco, al igual que el marqués de Malferit, murió en septiembre de 1710, solo que en su caso la muerte no le sorprendió en la cama, sino durante el asalto de las tropas austracistas.

La Puebla de Sanabria
Sin embargo, tras la firma del Tratado de Utrecht en 1713 y la toma de Barcelona, último reducto austracista, en 1714, Felipe V se consolida en el trono de España. El coronel Joan Jacint Tárrega y Salvador es detenido por el Capitán General del Reino de Valencia, Marqués de Villadarías, y encarcelado en la Torre de Serranos de la ciudad de Valencia, donde permaneció durante 4 años antes de ser trasladado como prisionero a la Ciudadela de Pamplona y luego al Alcazar de Segovia. En cambio, los hijos del corregidor Francisco de Verdes Montenegro, en particular Fernando y Juan Diego, se verían recompensados por la lealtad de su padre a la causa borbónica ascendiendo vertiginosamente en la nueva aristocracia administrativa. Fernando, caballero del hábito de Calatrava, sería miembro del Consejo de Indias y Ministro de Hacienda del nuevo rey Felipe V de Borbón en 1724. Juan Diego, caballero del hábito de Santiago, se trasladaría a Valencia, donde sería Contador del Ejercito y del Reino de Valencia y miembro del Consejo de Su Majestad en el Tribunal de la Contaduría Mayor. Contraería matrimonio en 1730 con Mariana Tárrega y Sanz de la Llosa, hija de Félix Tárrega y Sanz de la Llosa y nieta de Jacinto y Fausta, marqueses de Malferit, uniendo así su linaje al de los caballeros de la Conquista de Valencia. En 1762, el rey Carlos III concedería a Mariana, nieta del leal marqués de Malferit, el título de marquesa de Benemejís.

Caballeros de la Orden de Santiago
Un siglo después, en octubre de 1859, bajo el reinado de Isabel II, España declara la guerra a Marruecos, iniciándose la primera Guerra de África, que condujo a la ocupación española de Tetuán en 1860. Desde entonces, la injerencia de España y Francia en el Sultanato fue continua hasta culminar con el establecimiento en 1912 del protectorado español, con capital en Tetuán, sobre la franja norte de Marruecos. En agosto de 1925, un joven abogado español llamado Luciano Valverde, que había hecho una meteórica carrera en el protectorado hasta ser nombrado Director de Hacienda, contrajo matrimonio con Emilia Verdes Montenegro, 5ª nieta de la marquesa de Benemejís. Luciano era descendiente de labradores y pequeños terratenientes castellanos de la localidad de Poyales del Hoyo, Ávila, aunque entre sus antepasados se encontraba el miembro de una distinguida familia de origen madrileño, don Francisco de Benegassi y Lujan, que había sido correjidor de dicha villa. Francisco era bisnieto de Vivaldo de Benegassi -un noble genovés que fue embajador ante el rey Felipe II- y nieto de Mariana de Luján, bisnieta a su vez de Juan de Luján el del Arrabal, de quien hemos hablado.

Iglesia de Nuestra Señora de las Victorias, Tetuán
Llegamos así al final de este viaje. En los hijos de Luciano y Emilia se reunirían por fin los linajes de Iván de Vargas, conquistador de Madrid en el año 1086 y antepasado de Juan de Luján el del Arrabal; Pierres Sanz y Bernard de Ferrers, caballeros del rey Jaime el Conquistador; Ramón Sanz, Señor de Señera -nieto de Pierres- y su mujer Blanca de Aragón, nieta del rey don Jaime; Jaume de Malferit y Lluis Despuig, caballeros del rey Alfonso V el Magnánimo; María de Acuña y Portugal, tataranieta del rey Pedro I el Cruel de Portugal y de Inés de Castro; Francisco Borgia, cardenal de Cosenza; y Francisco de Verdes Montenegro, tataranieto de María Vélez de Guevara, hija de los Condes de Oñate, y fundador de su linaje. Casi nueve siglos de historia vista a través de los ojos de mis antepasados.

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