Friday, March 18, 2016

El sargento Ángel Rodríguez


Sobre con la hoja de servicio del Sgto. Rodríguez
Acudí puntualmente a la cita en el Cuartel de Intxaurrondo en Donostia. Tras identificarme en la garita de entrada, un vehículo de la Guardia Civil conducido por un joven y amable guardia con acento gallego se acercó a recogerme. El guardia, que no se separaría de mi lado durante mi visita a las instalaciones, me condujo a lo largo de pasillos, salas y puestos de control hasta llegar al sitio indicado. Allí me esperaban un grupo de guardias civiles que al vernos entrar se pusieron de pie y comentaron entre sí "éste es el hombre". Una vez les hube mostrado mi identificación, uno de ellos se adelantó y de un modo casi solemne me hizo entrega de un sobre estampado con el sello confidencial. "Este es el expediente del Sargento D. Ángel Rodríguez", me dijo. Me estremecí ligeramente. Muchos años después de que la memoria del sargento se desvaneciese con la última persona que le conoció, yo, un descendiente suyo le recibía de vuelta a la vida al coger ese sobre que me entregaban hombres del Cuerpo al que perteneció.

Santa Cruz de las Ermitas
Ángel era gallego, como el guardia que me escoltó durante mi visita al cuartel de Intxaurrondo. Nació a principios de marzo de 1834 en el bonito pueblo de Santa Cruz de las Ermitas, en Orense, durante una madrugada que seguramente sería fría y lluviosa. Su madre, Sabina, tuvo un parto difícil. El padre, Manuel, temiendo por la vida del niño, le administró el bautismo de socorro y le dio el nombre del ángel de la Guarda, a quien nombró su abogado. Ángel sobrevivió, creció y se hizo labrador como su padre y sus abuelos.

Primera fotografía tomada a un guardia civil,
en Reinosa, Santander, hacia 1857.

Sin embargo, el chico parecía estar animado por ese impulso que, incluso antes de que la migración a la ciudad se convirtiese en un fenómeno generalizado, llevó de siempre a algunos jóvenes -los más aventureros, los más díscolos o los más ambiciosos- a abandonar la aldea de sus padres.

Con 20 años deja el pueblo para ingresar como quinto en el ejército. Estuvo un año destinado en Cantabria, pero en septiembre de 1855 decide incorporarse a la Guardia Civil, cuerpo que había sido creado por el Duque de Ahumada apenas 11 años antes. En su hoja de servicios se le describe como un joven de pelo y ojos negros, tez morena, nariz y estatura regular. Su primer destino fue Badajoz, pero en abril de 1862, con 28 años, sería enviado al puesto de Villanueva de la Vera, en Cáceres, donde conoce a una joven del lugar, Gregoria Sánchez, 5 años menor que él, con la que es autorizado a casarse dos años después.


Acción durante la última guerra Carlista.
Al principio su vida discurre como la de cualquier Guardia Civil. Le trasladan con cierta frecuencia, y nacen sus hijas Carlota y María en el cuartel de Cabezuela del Valle, en la región del Jerte. Pero las turbulencias políticas de la época le brindan una oportunidad para impulsar su carrera. En 1868, tras la llamada Revolución Gloriosa y la abdicación de Isabel II, se instaura un régimen liberal en España, bajo el breve reinado de Amadeo de Saboya, que dio paso, en 1873, al establecimiento de la Primera República. En este período estalla la denominada Tercera Guerra Carlista, que tuvo como principales escenarios el País Vasco, Navarra y Cataluña. En abril de 1874, Ángel es ascendido a Cabo Segundo y recibe la orden de marchar a Palencia para incorporarse al Ejercito del Norte, que combatía contra los rebeldes Carlistas. Desde allí pasó a Reinosa, Santander, donde se ocuparía de la vigilancia de la vía férrea. A finales de ese año, el pronunciamiento del General Martínez Campos pone fin a la república y se inicia con Alfonso XII la restauración borbónica. La guerra, sin embargo, continuaría, y en junio de 1876 Ángel, ya ascendido a Cabo Primero, es llamado de nuevo a unirse a las operaciones militares del norte. Allí, en las inmediaciones de Soncillo (Santander), sostuvo fuego con fuerzas Carlistas situadas en los cerros inmediatos. Ese mismo año la guerra toca a su fin con la derrota Carlista, lo cual supuso la legitimación definitiva del gobierno de la Restauración. El Rey Alfonso XII, agradecido, otorgó a sus tropas medallas y reconocimientos, y en el caso de Ángel uno muy especial, reservado a casos muy destacados: la declaración de "benemérito de la Patria".

A partir de ese momento, la carrera militar de Ángel, que contaba con 42 años, fue en ascenso. Se le destinó, sucesivamente, a los puestos de Cabezuela y Hervás, en Cáceres, con el mando de la plaza, y se consideró su candidatura para optar por la Cruz de San Hermenegildo. Pero un oscuro incidente pareció enturbiar el panorama. En 1879 se le instruyó expediente y se le condenó por desacato a la autoridad con un mes y un día de arresto y una nota negativa en su historial. Quizás este hecho fuera evidencia de un carácter rebelde que le atraería enemistades entre sus superiores; pero curiosamente, cumplida la pena, fue destinado al mando del puesto de Villanueva de la Vera, si bien no recibiría la Cruz de San Hermenegildo. Al año siguiente ascendió a Sargento Segundo por antigüedad y fue destinado a dos puestos importantes, Jarandilla y Mirabel, con mando en plaza. En 1881 se acordó invalidar la nota negativa de su historial, pero dos años después, con 49 años y habiendo cumplido 28 de servicio en el Cuerpo, solicitó su retiro.

En enero de 1891, cuando las turbulencias políticas y las guerras civiles empezaban a ser solo un recuerdo, el Sargento Ángel Rodríguez, de 56 años, jubilado desde hacía 7, asistía al bautizo de su nieto Luciano Valverde, mi abuelo, en la iglesia de la Inmaculada Concepción de Villanueva de la Vera, el pequeño pueblo serrano que había elegido para terminar sus días y que no debía resultarle demasiado distinto de su localidad natal de las Ermitas.

5 comments:

  1. Emocionante y magistralmente escrito. Leyendo este relato, entiendes que las personas tienen una poderosa conexión con su linaje, con los que quedaron atrás y - me atrevo a decirlo- con su patria, en el sentido mas puro del termino.

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  2. Jubilado con 49 años.. cuantas reformas laborales desde 1891..

    Karlisten aurka? Zure euskal espedientean orban txiki bat ;-)

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  3. Nire euskal espedienteari buruz, nik esango nuke orban txiki hori EAJ espediente batean jarri behar izan dela. Haiek karlistak dira, ezta? ;-)

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  4. Muy interesante lo encontrado, con su punto de novela histórica, estás haciendo un gran trabajo documentando tan detalladamente la investigación. Y ya en otro plano esa visita a Intxaurrondo para mí hubiera sido imposible por el significado del acuartelamiento en la historia reciente del país.

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